viernes, 9 de diciembre de 2011




Cuantas madrugadas...
cuantos cuentos de hadas sin Alicias,
cuantas caricias prestadas,
cuantos labios me sirvieron de coartada
en esas noches que la luna dormía sobre mi almohada.
Y amado mío de azufre y poesía
es la agonía del que sufre del dolor de la utopía,
en mi ciudad las madrugadas son tan frías
que hasta la soledad anda buscando compañía.




No hay comentarios:

Publicar un comentario