No quiero celos, ni amor enfermo, solo buenos momentos que sean eternos. No quiero sexo como gimnasia, de ese que te vacía cuando te sacias, no quiero estar con el escudo y el arma. Quiero despertarme a tu lado con calma y que el roce de tu cuerpo sea mi única alarma.
Deja que mi ropa se caiga y sean tus sábanas blancas las que me arropen con carne y me destapen con alma.
Solo me interesa la risa, provocarla a todas horas sin prisa, porque ya no quiero gritos, ni ruidos, ni bombardeos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario